Hoy comenzamos una nueva sección, "De mayor quiero ser.....", en la que entrevistaremos a diferentes personas para que nos hablen de su profesión.
Nos contarán cómo y cuándo les entró el "gusanillo", qué es lo que más les emociona de ella y algunos consejillos para aquellos peques que ya sienten curiosidad por querer saber como se llega a ser...periodista, bombero, policía, político, abogado,etc.
Empezamos con la profesión de Periodista!!!
Entrevistamos a Luís Azcona Albarrán (1971. Las Palmas de Gran Canaria)
Periodista de varios Medios de Comunicación de prensa escrita y radio, pero parece que el olor a imprenta...le cautivó cuando su madre lo llevó a la redacción de un diario en el que trabajaba una amiga.
Formado en uno de los mejores centros, la Universidad de Navarra, quiso hacer realidad eso de que "Un periodista es una persona que cuenta a otras lo que sucede".
Empezamos!!!
- ¿Cómo llegaste a ser
periodista? ¿Estuviste influenciado por tu entorno, o fue por interés propio?
-No tuve ninguna presión, al revés. Mis padres nos daban, tanto a mi como a
mis cuatro hermanos, libertad absoluta para elegir nuestro destino profesional,
cosa que les agradezco enormemente. Sólo nos insistían en que estudiáramos, en
que nos formáramos intelectualmente y llegáramos a la Universidad.
En mi caso, siempre me apasionó escribir: Enfrentarme a una página de papel
en blanco o a una pantalla vacía del ordenador y llenarla de historias; plasmar
ideas, sentimientos, sueños, vivencias, sensaciones… Darle vida. Y para mí esto
era un reto que me hacía vibrar.
También me encantaba relacionarme; estar con los demás y compartir mis
inquietudes con otros.
La comunicación para mí siempre fue, además de una
pasión, una forma de entender la vida. No podía concebir la existencia de forma
aislada, sino en contacto con los demás. Además, siempre fui curioso,
preguntaba mucho y me gustaba que me contaran las cosas que hacía la gente. Por
eso me hice periodista.
- Prensa, radio o
televisión. ¿En qué ámbito te encuentras más a gusto?
-Empecé en prensa escrita. En el desaparecido Diario de Las Palmas, de Prensa Ibérica, un magnífico periódico,
auténtica escuela de profesionales de este gremio, donde tuve la fortuna de
conocer a uno de los grandes de esta profesión, Santiago Betancor, (QED). Él sentía
una pasión enorme por este trabajo y era imposible no sentirlo estando a su
lado. La amaba en profundidad.
Luego, con 18 años fui a la Universidad de Navarra a estudiar, y casi
siempre estuve relacionado con la prensa escrita. Colaboré en la revista de la
Universidad y hacía prácticas en el Diario
de Las Palmas cada verano. Al acabar trabajé en Galicia, Madrid y Uruguay,
en distintas publicaciones.
Pero a los pocos años de acabar mis estudios, tendría 27, los Gabinetes de
Prensa, a finales de los 90 se pusieron de moda. Toda institución, pública o
privada, quería contar con un periodista que comunicara al resto de la sociedad
su actividad. Así que aproveche una buena oferta y me introduje en este mundo.
Mi trabajó cambió: Pasaba de comunicar a los lectores a comunicar a
periodistas, compañeros de medios, sobre las empresas para las que trabajaba. Y
me gustó. Te enriquece porque es otra forma de ver la profesión, desde el otro
lado de la barrera, La Comunicación Corporativa. Y además, bueno, se pagaba
mejor, mucho mejor.
Ya mi relación con la radio llegó después y sinceramente me encanta.
Comencé a colaborar hace unos cinco años en radios locales, todas las semanas,
en tertulias de periodistas, y descubrí que me encanta igualmente este medio.
- ¿Qué es lo que más
te apasiona de tu trabajo?
-Cuando trabajaba en prensa escrita, como te decía, el contar historias.
El
llenar páginas relatando sucesos, historias, lo que estaba ocurriendo en el
mundo para contárselo a los demás. El hacer realidad aquello de que “un periodista es una persona que cuenta a otras
personas lo que sucede”. Ya en los Gabinetes de Prensa, las campañas de
marketing, la creatividad, la comunicación corporativa como forma de llegar a
la sociedad a través de instituciones públicas o privadas.
-El periodismo sufre
actualmente una gran crisis, ¿cómo llevas esta situación?
-La crisis, efectivamente, nos ha hecho mucho daño, como a todos. Pero nuestra
profesión es de las más castigadas. No hay publicidad, y por tanto no hay
ingresos. Vivimos de ello casi exclusivamente. Los medios normalmente o son gratis
o muy baratos para el coste que tienen. Pero es que además de la crisis
económica nosotros sufrimos también la crisis de la tecnología.
La evolución de la tecnología es buena, muy buena, pero en los momentos en
que se aplica algunos sectores sufren la transición. Y el nuestro es un caso
claro.
Terminé de estudiar en 1995. Había trabajado antes de la carrera incluso
como comentaba y conocía el oficio. Pues bien, en esa fecha, ni siquiera se
había creado Google por ejemplo. Los de mi generación tuvimos que hacer un gran
esfuerzo por reconvertirnos y ponernos al día, pues el periodismo digital, los
blogs y las redes sociales dominan el mundo de la comunicación actualmente. Y
no estoy en contra de ello, al revés, es un proceso natural, todo evoluciona.
Lo que pasa es que todavía no se ha sabido encontrar la adecuada rentabilidad
económica de los medios digitales totalmente. Ahí están las cifras de parados
en nuestro sector, algo alarmante. Antes para hacer un buen periódico se
contaba con más de cien personas, ahora con una docena, puedes sacar adelante un diario digital.
- ¿Qué valores crees
importantes y que aptitudes debe tener un periodista?
-La pasión. Es algo típico, como en todas las profesiones supongo, pero es
la pura verdad. Lo que pasa es que en ésta, los sueldos, de media, no son
precisamente altos, más bien al revés. Y hay que echarle muchas, pero que
muchas horas.
De forma que si no te gusta, lo tienes complicado. Y sobre las aptitudes, lo
que comentaba: Curiosidad, ganas de contar historias, ganas de conocer el
mundo, tener inquietudes, ser sociable. Sin fuentes en esta profesión no vales
nada.
Recuerdo una vez que un gran periodista, Pedro J. Ramírez, en una
conferencia para universitarios en mi época de estudiante a la que asistí comentó:
“Lo más importante es tener contactos. Un
periodista no puede saberlo todo. Pero tiene que saber quién lo sabe. La mejor
agenda de la ciudad tiene que ser la tuya”.
-En tu carrera, ¿qué
momentos guardas con más cariño?
-Muchos. Recuerdo por ejemplo cuando realizaba prácticas en El Diario de Las Palmas, en segundo de
carrera, tenía 19 años. Llegué a la redacción y un tema que yo había redactado
le había gustado mucho al Director. Lo habían diseñado para interior y él levantó
parte de la portada y ocupaba gran espacio de ella. Con mi temprana edad, me
hizo ilusión.
Otra gran experiencia fue cuando en el último año de carrera me
fui a Uruguay a trabajar unos meses. Era becario y entrevisté a uno de los
supervivientes del conocido accidente de Los Andes, aquel avión que cayó en
mitad de la nieve y sobrevivieron a duras penas un puñado de jóvenes, jugadores
de rugby, donde tuvieron que alimentarse de carne humana, de compañeros
muertos, para seguir vivos.
Roberto Canessa me declaró en exclusiva
que se presentaría a las elecciones presidenciales de Uruguay. La noticia al
día siguiente fue difundida a nivel mundial, ocupaba los primeros lugares en
las previsiones internacionales de EFE o Reuters. Tenía 22 años y, la verdad,
me llenó de orgullo.
Hay muchos otros, la oportunidad que tuve de colaborar en
la organización del Congreso de Líderes por el Cambio Climático, de la mano de
Juan Verde, con Al Gore. Y otros muchos, algunos que son anécdotas más
sencillas en apariencia, pero igualmente enriquecedoras. Un vecino anónimo,
humilde, que nunca ha salido de su barrio, te puede contar la historia más
hermosa que nunca has escuchado. Toda persona guarda en su interior algo
interesante que contar.
- Durante la infancia,
algunos niños empiezan a "pintar maneras" como se suele decir, y
están convencidos de que serán periodistas ¿Qué consejos les darías?
-Esta cuestión la tengo muy clara.
Ser periodista es duro, de verdad. Y con
los años te das cuenta de que la realidad económica es clave. Cuando no se
cobran sueldos altos y estás ajustado y algo se sale de presupuesto, como ir a
un dentista, una avería del coche, cualquier contratiempo… es que no llegas,
literal. Y se pasa mal. No estoy diciendo con esto que el que quiera ser periodista
no luche por ello. Yo lo hice y no me arrepiento y esta profesión me ha dado
muchas alegrías. Pero hay que tener capacidad de sacrificio y tener claro que
salvo casos muy raros, no se gana dinero y se vive austeramente.
Tiene que
gustarte lo suficiente como para que te llene en su totalidad, si no, lo acabas
dejando.
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